La Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, que recala por estos días en Castellón, constituye una oportunidad única para los amantes de la lectura, los coleccionistas y los nostálgicos. Hasta el próximo domingo 21, se podrán adquirir multitud de ejemplares a precio asequible, para nutrir las estanterías de casa, o sorprender estas navidades con un regalo diferente.
Castellón. Además de su bullicio habitual, la plaza Santa Clara de Castellón aloja estos días la edición número 40 de una feria que reúne diversidad de libros, revistas y hasta objetos de colección. Con altibajos en las ventas, años mejores y peores, el evento cumple cuatro décadas de andadura, entre la fe y el escepticismo de los libreros que, resisten en sus puestos, ofreciendo cada año nuevas propuestas para seducir a su público.
Cada mañana y cada tarde, los expositores levantan las persianas con la expectativa de mejorar sus ventas, en un año particularmente difícil, que aminora los ánimos de los libreros y que contrasta con la anterior edición. “El año pasado como estábamos confinados, la gente se refugiaba más en la lectura”, comenta Marco, de la Librería Herrero de Castellón. Para Ángel, de la librería Hamburgo de Valencia, el principal problema es que la gente cada vez lee menos» y señala que, mientras hay muy poca gente recorriendo los puestos de la feria, las terrazas de los bares colindantes están llenas. “Este año estoy vendiendo más soldaditos de plomo y otras cositas, que libros.” Y es que entre los ejemplares seleccionados por Ángel para exponer en esta edición se entremezclan pequeños aviones, coches y soldaditos.

De acuerdo a Wilson de la Librería Releo de Valencia, “viene mucha gente que pide cosas muy específicas, difíciles de conseguir”. Y a modo de ejemplo cita a una señora que acudió estos días buscando dos números precisos de libros que salieron con la edición de un diario hace más de 30 años. En cuanto a la edad del público, indica que «en general acude más gente mayor que gente joven”. La novela romántica y la ciencia ficción constituyen los géneros más solicitados en su puesto. “También me piden cosas puntuales, como libros de receta de cocina antigua española o biografías de rock. Y muchas señoras vienen buscando literatura erótica”.
También a la espera de nuevos visitantes, Quique, de la librería Russafa de Valencia, deambula entre los ejemplares de cientos de libros que expone ordenados cuidadosamente por categorías. Los clásicos suelen ser el principal reclamo entre quienes acuden a la feria, nos comenta. Para él, pese al auge de las nuevas tecnologías que promueven la lectura de textos electrónicos, estos no pueden compararse con la magia que tienen los libros en papel.
En relación a lo que moviliza a los compradores a acudir a estas ferias, Héctor, de la librería Torres de Valencia, señala “la gente viene buscando coleccionismo, cosas de antaño que le recuerden a su niñez. También novelas de segunda mano, que valían 20 euros y ahora pueden conseguir a 5”. Asimismo comenta que hoy día se lee mucha novela negra, como hace algunos años se leía la novela histórica. Entre su colección de libros aparecen también diversas revistas entre las que destacan las historietas. Una mesa repleta, parada ineludible para los más nostálgicos. “Aquí pueden encontrar un regalo especial para Reyes” enfatiza Hérctor quien cree que sorprender a los padres regalándoles un tebeo que leían en su infancia, hace muchísima más ilusión que comprar cualquier otro regalo.
Entre los libros antiguos que están al alcance de los compradores en esta edición de la feria, aparece un ejemplar de la Divina Comedia cuya edición data de 1871, o un libro de anatomía, «el primer grabado de Oftalmología», editado en el año 1716. Pero no son los únicos, hay muchos más tesoros por descubrir en cada uno de los trece puestos de las librerías que exponen por estos días, y que se hallan a la espera de lectores aventureros y con ganas de explorar nuevas historias, o de reencontrarse con aquellas páginas llenas de magia que leían durante su infancia.
Y es que recorrer cada puesto es explorar un territorio desconocido en la búsqueda de algo singular, de algo único que nos seduzca y atrape. Allí yace el encanto de estas ferias. Y a pesar de las dificultades, las crisis y las nuevas tendencias, mientras aún queden libreros deseosos de exponer su rico material, y lectores que acudan al encuentro, la feria seguirá resistiendo.